8 de marzo de 2011

Capítulo 2

Caroline


Nick estaba en la tienda ordenando cosas cuando ve un viejo de disco de los Black Mirror, el grupo del padre de Caroline, y decide cogerlo para regalárselo en agradecimiento por lo del concierto.

En realidad, a Nick no le desagrada Caroline, es más, le gusta, le hace gracia su cara de niña buena y su apariencia de despistada. El único problema es la edad, aunque sea madura, tiene solamente 17 años y él ya casi 21. Sus pensamientos hacia ella quizá no sean adecuados, además de que seguro que ella tiene una idea de relación completamente diferente a la suya. A Caroline se le ve una chica muy inocente y Nick, además de ser bastante atractivo, ha estado con muchas mujeres y ha hecho muchas de las cosas de las que no puede sentirse precisamente orgulloso. Para qué engañarse, su relación no iría bien, él terminaría haciéndole daño a ella.

Nick cerró la tienda y se puso a esperarla, afortunadamente había parado de llover. Vio aparecer a Caroline por la estrecha callecita y fue andando hacia ella.

-¡Que guapa!

-Pero si voy como siempre.

-Anda, ¿y qué pasa? ¿No puedes ser guapa?

-Bueno…-dice ella completamente roja.

-¡Qué tonta! Venga, vamos para el concierto.

-Sí, sí, mejor. Es por aquí, ven- dice Caroline cogiendo a Nick de la mano para guiarlo.

Nick la mira sorprendido y aprieta su mano. Al llegar al pequeño local del concierto, ven que está todo llenísimo de gente y se ponen en la cola a esperar.

-Oye Caroline, tengo una cosa para ti.

-¿Y eso por qué?

-Es para agradecerte que me hayas traído al concierto.

-Anda ya, si de todas formas iba a venir aunque fuera sola.

-Vaya, gracias por tenerme tanto aprecio…

-Ja,ja,ja no hombre, tú sabes que siempre me gusta tu compañía.

-Como sea, toma, espero que te guste- dice Nick dándole el disco.

-¡Ostia! ¿Y cómo has conseguido esto? ¡Es del grupo de mi padre!

-Uno que tiene muchas influencias.

-Que lo has cogido de la tienda vamos- dice con una divertida sonrisa.

-Básicamente… ja,ja,ja.

-No pasa nada, de verdad, me encanta.

Nick empieza a acercarse a la cara de Caroline, el corazón de Caroline va a mil por hora, no se cree que esto vaya a pasar…

Nick le quita el pelo de la cara, cada vez está más cerca de su boca, gira la cara y le susurra:

-A mí me encantas tú.

Caroline no cabe en sí de emoción, todo es tan romántico y tan bonito…pero ¿por qué no la besa?

-Venga, pueden pasar- dijo el portero del local.

Nick cogió de la mano a Caroline y tiró de ella para entrar. Una vez dentro, se abrió paso entre la gente y consiguió colocarse en la primera fila. Ella estaba muy nerviosa, no sólo estaba en primera fila en un concierto sino que además estaba con Nick y habían estado a punto de besarse.

Los Killer Mouse salen al escenario y empiezan a tocar la primera canción, Caroline tiene la mirada fija en las manos del guitarra que se mueven con rapidez.

-Algún día quiero llegar a tocar así- dijo ella

-Pero si tocas genial.

-Nunca me has oído.

-Emm…es verdad, pero lo sé. O mejor aún, un día quedamos y te traes tu guitarra para darme un conciertillo.

-Absolutamente no. Sólo me han escuchado tocar mi padre y Paul. Además... calla que quiero oír el concierto.

En el estribillo de la canción, Caroline dejó de mirar al guitarra, cerró los ojos y se concentró en la música. Su cuerpo empezó a moverse al ritmo de la canción. Nick la imitó y ambos se encontraron saltando como locos, dejándose llevar por la melodía. Nick y Caroline no hablaron en todo el rato, a veces Nick se quedaba mirándola, pero ella parecía no darse cuenta.

Terminó el concierto y la gente empezó a abandonar el lugar.

-¿Qué te ha parecido?- preguntó Nick.

-Me ha encantado, tocan muy bien. Intentaré enterarme de cuando vuelven a tocar y si llega algún disco a la tienda, avísame.

Alguien toca el hombro de Caroline.

-Oye, ¿te ha gustad nuestro concierto?

Era el guitarrista del grupo.

-¡Si! ¡Ha sido genial! Sobre todo por ti, ojalá tocara así.

-Entonces, ¿tocas la guitarra?

-Sí, toca genial-saltó Nick.

-¿En serio? Podríamos quedar algún día y toca juntos. ¡Ah! Por cierto, se me olvidaba, yo soy Pete.

-Encantada, yo soy Caroline y este es mi amigo Nick.

Nick agita la mano a modo de saludo.

-Si quieres te doy mi e-mail o algo y ya hablamos-dijo Pete a Caroline.

-Como quieras pero no suelo estar mucho en el ordenador.

-¡Que pena! Pues dime donde vives e iré a verte.

-Oye Caroline, creo que deberíamos irnos- dijo Nick.

-Sí, bien. Oye Pete tengo que…

Nick empuja a Caroline hacia fuera del local, mientras Pete grita:

-¡Eh! Espera, no me has dado tu e-mail ni nada.

-¿Por qué has hecho eso?-dijo Caroline.

-¿No ves que sólo quería ligar?

-¡¿Y a ti que más te da?! Además, no estábamos ligando. ¡Tú estás loco!

-Sí Caroline, yo estoy loco pero tú eres muy inocente y la gente se aprovecha de ti.

-Mira Nick, yo soy lo bastante mayorcita para cuidarme sola, así que si no te importa me voy a casa.

-Te acompaño.

-No gracias, me voy SOLA.

Caroline empezó a caminar por las oscuras calles a paso ligero, no podía creerse lo que Nick acababa de hacer. ¡Ni que fuera su padre!

-¿Estás sola? ¿Y tú amigo? Espero que no te haya dejado volver sola a casa- dijo Pete.

-No… yo me fui. Prefería volver sola, tengo cosas que pensar.

-¿Cómo qué?

¿En serio crees que te lo voy a contar? No te conozco de nada.

-Pues conóceme. Ya te lo dije, podemos tocar juntos.

-No me gusta tocar con gente.

-¿Por qué no? Seguro que tan mal no lo haces.

-No es eso… ¡bah! da igual.

-Entonces ¿qué? ¿podemos ser amigos?

-Sí claro. Mira este es mi e-mail.

-Caroline saca un bolígrafo de su bolso (siempre lleva uno, nadie sabe por qué), coge la mano de Pete y escribe.

-Muchas gracias y ya que estamos, te acompaño a casa.

-No de verdad, voy sola.

-Sí, sí. Insisto. Las calles de Liverpool son peligrosas de noche.

Caroline llegó a la puerta de su casa acompañada por Pete.

-Muchas gracias por acompañarme.

-De nada.

Pete empezó a acercarse a Caroline, sus labios estaban a medio centímetro de los de ella. En ese momento, Caroline giró la cabeza.

-Adiós Pete.

-Adiós Caroline- dijo sonriendo mientras ella abría la puerta y entraba en su casa.